Se trata de un impuesto que grava el incremento del valor del terreno en el momento de la venta de la propiedad. Hasta ahora, se calculaba multiplicando el valor del suelo (valor catastral del suelo) en el día de la venta, por el número de años que el inmueble había sido propiedad del vendedor, y multiplicado por un coeficiente designado por el ayuntamiento.
Sin embargo, todo esto ha cambiado con la entrada en vigor del Real Decreto-Ley 26/2001, de 8 de noviembre...